31 de Mayo, me levanto como cualquier día, saboreando que
mis vacaciones de verano ya están a punto de comenzar y me da por saber qué es
de la vida de mi prima Marta, por lo que la envíe un mensaje, ya que hacía mucho
que no sabía de ella.
¿Quién me diría que tan solo un qué tal como te va todo, me
llevaría a Israel?
En cuanto mi prima me contó que se iba el Sábado 4 de junio a Israel
con un programa de voluntariado para hacer un intercambio intercultural y
además que había una plaza libre, no me lo pensé ni un minuto aceptar la gran
oportunidad de poder visitar un pequeño territorio del Middel east, el cual
tiene mil historias que contar al resto del mundo.
Al decirle a Marta que estaba disponible esos días y que no
me importaría ir, a los 15 minutos me estaban llamando desde Haifa (ciudad donde residimos durante estos 10 días)
para contarme el programa y para hacerme una pequeña entrevista. Supe desde el
principio que no podía desperdiciar esta oportunidad y a las 4 de la tarde estaba camino del pueblo para contárselo
a mis padres y coger el pasaporte para poder ir.
En ningún momento tuve miedo, es más estaba emocionada por
conocer a la chica que me había hecho la entrevista, por saber cómo iba a ser
el sitio donde íbamos a estar esos días, por conocer a los demás jóvenes europeos y palestinos,
tantas curiosidades, preguntas, emoción no me dejaron espacio en mi mente para
tener miedo de este gran viaje que comenzaba.
Nuestro grupo estaba compuesto por 7 europeos y yo fui la
única que hizo todo el trayecto sola hasta el aeropuerto de Tel Aviv, donde
nada más pasar la Aduana (donde no tuve ningún problema) comenzó la aventura.
Mi primera anécdota fue que me fui con el grupo equivocado y casi me voy al
hotel con ellos, menos mal que les pregunte donde dormían, pero ya tenía las
maletas dentro del autobús para irme con ellos, por lo que me tuve que ir
corriendo a buscar a mi grupo, los cuales encontré bastante rápido, pero esos
10 minutos entre que volvía a la entrada del aeropuerto y encontraba a la
persona correcta que me estaba esperando, me dio de todo!!
Podría contaros día a día pero entonces podrías escribir un
libro entero de todo lo que he visto, de todas las historias e información que
me han dado, de todo lo que he sentido. Han sido diez días muy intensos donde
nos hemos recorrido el país de norte a sur y donde te das cuenta que cómo un
territorio tan pequeño tienen tanto conflicto y tantas historias que contar.
La población Palestina es increíble, son personas que por
mucho o poco que tengan siempre van a intentar dártelo todo y que te sientas
como en casa y sobre todo son personas que realmente hablan con el corazón y
eso emociona. Uno de los días visitando el mercado de Nazaret, comenzamos
hablar con un señor de 70 años y el mensaje que nos dio que quiere que enviemos
a toda Europa me hizo llorar, porque realmente lo dijo con el corazón.
Estos días he visto en la mirada de los palestinos tristeza, pero a eso le ganaba la esperanza,
esperanza por conseguir convivir ambas religiones donde todos sean reconocidos por igual como ciudadanos de esa tierra que les pertenece tanto como a los que
se la ocuparon. Me ha encantado ver esa esperanza y esa fuerza de seguir
adelante con una gran sonrisa y alegría.
Porque a pesar de la situación en la que están y de contarte historias conmovedoras saben cómo
transmitirte su alegría mediterránea.
Otras de las cosas de las que te das cuenta es que a pesar
que ideológicamente o que su religión sea diferente, comparten algo con la
cultura española y es que somos países mediterráneos
y eso nos hace unirnos más. Yo puedo decir que estos días que he estado allí me
he sentido como en casa.
Por cierto, el café árabe
está buenísimo y sobre su gastronomía no
quiero ni hablaros!!!
Estoy segura que no ha sido mi última vez en Israel, volveré
porqué hay mucho que hacer y muchas personas a las que ayudar y mucho en lo que
trabajar.
Gracias a todos los que han hecho esta experiencia posible y
aquellos que están dispuesto a seguir intercambiando culturas y a conocerlas,
eso es lo que nos hace ser más ciudadanos de este mundo y a que haya menos
miedo a la hora de convivir con más culturas y sobre todo a tener empatía.
con el vecino del al lado o con que está en la otra punta del mundo.
No es cuestión de idiomas, sino que querer entenderse. |
Nunca pensé que la virgen de Guadalupe sería tan importante en otros países.
Buaa... vaya aventura Elisa te admiro Jajaja ojalá hubiese mas personas como tú en el mundo tan abiertas y sin miedo a conocer cosas nuevas. Tiene que ser un sitio precioso, es una pena que estén así..
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