jueves, 16 de junio de 2016

Israel - Palestina

31 de Mayo, me levanto como cualquier día, saboreando que mis vacaciones de verano ya están a punto de comenzar y me da por saber qué es de la vida de mi prima Marta, por lo que la envíe un mensaje, ya que hacía mucho que no sabía de ella.
¿Quién me diría que tan solo un qué tal como te va todo, me llevaría a Israel?
En cuanto mi prima me contó que se iba el Sábado 4 de junio a Israel con un programa de voluntariado para hacer un intercambio intercultural y además que había una plaza libre, no me lo pensé ni un minuto aceptar la gran oportunidad de poder visitar un pequeño territorio del Middel east, el cual tiene mil historias que contar al resto del mundo.

Al decirle a Marta que estaba disponible esos días y que no me importaría ir, a los 15 minutos me estaban llamando desde Haifa   (ciudad donde residimos durante estos 10 días) para contarme el programa y para hacerme una pequeña entrevista. Supe desde el principio que no podía desperdiciar esta oportunidad  y a las 4 de la tarde estaba camino del pueblo para contárselo a mis padres y coger el pasaporte para poder ir.
En ningún momento tuve miedo, es más estaba emocionada por conocer a la chica que me había hecho la entrevista, por saber cómo iba a ser el sitio donde íbamos a estar esos días, por conocer  a los demás jóvenes europeos y palestinos, tantas curiosidades, preguntas, emoción no me dejaron espacio en mi mente para tener miedo de este gran viaje que comenzaba.
Nuestro grupo estaba compuesto por 7 europeos y yo fui la única que hizo todo el trayecto sola hasta el aeropuerto de Tel Aviv, donde nada más pasar la Aduana (donde no tuve ningún problema) comenzó la aventura. Mi primera anécdota fue que me fui con el grupo equivocado y casi me voy al hotel con ellos, menos mal que les pregunte donde dormían, pero ya tenía las maletas dentro del autobús para irme con ellos, por lo que me tuve que ir corriendo a buscar a mi grupo, los cuales encontré bastante rápido, pero esos 10 minutos entre que volvía a la entrada del aeropuerto y encontraba a la persona correcta que me estaba esperando, me dio de todo!!

Podría contaros día a día pero entonces podrías escribir un libro entero de todo lo que he visto, de todas las historias e información que me han dado, de todo lo que he sentido. Han sido diez días muy intensos donde nos hemos recorrido el país de norte a sur y donde te das cuenta que cómo un territorio tan pequeño tienen tanto conflicto y tantas historias que contar.
La población Palestina es increíble, son personas que por mucho o poco que tengan siempre van a intentar dártelo todo y que te sientas como en casa y sobre todo son personas que realmente hablan con el corazón y eso emociona. Uno de los días visitando el mercado de Nazaret, comenzamos hablar con un señor de 70 años y el mensaje que nos dio que quiere que enviemos a toda Europa me hizo llorar, porque realmente lo dijo con el corazón.
Estos días he visto en la mirada de los palestinos tristeza, pero a eso le ganaba la  esperanza, esperanza por conseguir convivir ambas religiones donde todos sean reconocidos por igual  como ciudadanos de esa  tierra que les pertenece tanto como a los que se la ocuparon. Me ha encantado ver esa esperanza y esa fuerza de seguir adelante con una gran sonrisa  y alegría.
Porque a pesar de la situación en la que están  y de contarte historias conmovedoras saben cómo transmitirte su alegría mediterránea.
Otras de las cosas de las que te das cuenta es que a pesar que ideológicamente o que su religión sea diferente, comparten algo con la cultura española y  es que somos países mediterráneos y eso nos hace unirnos más. Yo puedo decir que estos días que he estado allí me he sentido como en casa.
 Por cierto, el café árabe está buenísimo y  sobre su gastronomía no quiero ni hablaros!!!  



Estoy segura que no ha sido mi última vez en Israel, volveré porqué hay mucho que hacer y muchas personas a las que ayudar y mucho en lo que trabajar.
Gracias a todos los que han hecho esta experiencia posible y aquellos que están dispuesto a seguir intercambiando culturas y a conocerlas, eso es lo que nos hace ser más ciudadanos de este mundo y a que haya menos miedo a la hora de convivir con más culturas y sobre todo a tener empatía. 

con el vecino del al lado o con que está en la otra punta del mundo.


Me llevo de este viaje a todas las personas que han formado parte de esta experiencia, porque como digo siempre los que nos hace un viaje mejor y lo que nos queda en el recuero al fin y al cabo no es solo el lugar sino a las personas que van pasando por la trayectoria.









No es cuestión de idiomas, sino que querer entenderse. 




Nunca pensé que la virgen de Guadalupe sería tan importante en otros países. 

1 comentario:

  1. Buaa... vaya aventura Elisa te admiro Jajaja ojalá hubiese mas personas como tú en el mundo tan abiertas y sin miedo a conocer cosas nuevas. Tiene que ser un sitio precioso, es una pena que estén así..

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